sábado, 13 de junio de 2009

Su voz,
mi ropa
.............y viceversa:
mi voz,
su ropa, el cuarto siempre de invitados,
la estancia tranquila
que roza el tedio.

Igual que un plano urbano las paredes
surcadas
de arterias hechas de

luz recortada,
luz recortada como líneas de autobús metropolitano.
Me ofrece un mundo
sin dimensiones, fácil, limpio,
casi como un dogma de la ciencia.

Su sombra que extendiende por mi humo, mi tabaco,
su cuerpo,
sus avenidas y mis vueltas
alrededor del nicho.

Lluvia resfriada
y un gesto que no alcanza la tristeza:
solo seguir pasando
-digo suceder.

La sonrisa es de azufre.
Casi parece mala educación.

Solo es saber divirse y no dejar resto.

1 comentario:

Javier López dijo...

Hola Aitor, ya me tienes de nuevo por aquí, me tendré que poner al día para leer todo lo que has escrito. Ahora me paso por el otro blog.
Saludos.
Javi.