Como un niño nervioso,
empapa los colores de tus sábanas de paño.
El ebrio tiempo
que deja un duro olor a orín en las paredes.
Será l apérfida esperanza quien
orina en mi colchón, costillas
de alambre de mi sueño.
La pira de los tristes: el rincón
donde se mece el sexo de las catedrales del imsomnio.
Uno nunca termina de alcanzarse
ni de estar donde debiera.
sábado, 30 de mayo de 2009
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