Mirarme desde fuera
es demasiado trágico
y siempre voy corriendo dentro
de mí,
a ver si me rescato.
La compañía del televisor, el ruido
del microondas.
Pequeños accidentes provocados,
como el resquicio abierto
de la vantana: a ver que curva inventa
el viento para nadie en esta noche
de nadie donde nadie dice,
repite,vive o calla.
Ya solo se me ocurren
razones
de peso para no escribir, os imagino
a cientos, miles,
detrás de otra pantalla
perdiendo un tiempo diferente,
no vuestro,
haciendo deudas impagables.
La luz comienza a planear sobre la página
como un sudor amarillento:
la gravedad -me dices-
es aplazable.
lunes, 27 de abril de 2009
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